domingo, 26 de abril de 2009

Cuando mi tarea era para ayer y a kilómetros de distancia

Por si nos hubiera quedado alguna duda de la utilidad de la educación virtual, nos vemos en la necesidad de recurrir a ella para no asistir a clases y tener la posibilidad de contagiarnos de la ahora famosa influenza porcina.

En el caso de la asignatura del Dr. Bustos, hay poca novedad sobre el desarrollo de las clases. Con él hemos trabajado la mayor parte del material de manera autodidacta y a distancia. Hemos mantenido contacto en línea para asignación de tareas y también hemos aprendido a utilizar varios recursos, como el presesnte blog. Tendremos que estar más en contacto con el profesor. Sin embargo, nos perdemos nuestras sabrosas disquisiciones sabatinas. El escuchar las opiniones de mis compañeros, los comentarios del profesor, la retroalimentación inmediata que él nos da, la discusión rápida, el lenguaje no verbal nos los perderemos. ¿Cómo recuperar el sabor de una plática? ¿el chiste oportuno? ¿el comentario idóneo?

En las otras asignaturas no sé cómo se trabajará. Dependerá de la habilidad de los maestros para adaptar su material y cambiar las actividades que hayan programado para nosotros.

Envié ya la primera actividad que realicé en estas circunstancias, la elaboración de un mapa a partir de una presentación electrónica, al profesor y a la coordinación de posgrado. Terminaré lo demás para enviarlo. Supongo que poco a poco irán surgiendo problemillas o nuevas ventajas de utilizar este medio.
También aprovecharé lo que hemos estado aprendiendo para trabajar con mis alumnos de esta manera. Ya no como complemento ni como experimiento, sino tratando de sacarle todo su potencial.
Conforme lo voy pensando creo que ésta será una gran experiencia Lástima que sea por razones nada deseables.


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