domingo, 8 de febrero de 2009

Gestionar es hacer... que las cosas sucedan

Como dice nuestro compañero Luis Miguel, el título del libro de la semana es muy sugerente. Hay que saber gestionar para que las cosas sucedan como esperamos.

En la clase de ayer, el profesor nos designó un capítulo del libro de Bernardo Blejmar a cada uno de los primeros estudiantes de su lista. A mí me tocó el capítulo 9: El lugar no lugar de los padres en la gestión escolar. El título del capítulo también es atractivo. Ya sabemos que la escuela es una organización que parece empresa pero que no lo es, que tiene características específicas que la distinguen de otras organizaciones. Un elemento sui generis es la presencia de los padres de familia y el papel que ocupan los estudiantes dentro de la institución educativa.

Por lo pronto, existe una confusión acerca de quién integra la audiencia externa o beneficiarios de este tipo de organización. Es difícil pensar en los alumnos como entes externos, cuando están dentro de la escuela todo el día y sin embargo se consideran fuera de ella. Son tanto objetos como sujetos del proceso de enseñanza y aprendizaje.

Por otra parte, los programas están destinados a los alumnos, pero son los padres los que los aprueban en las instituciones de educación básica y media. Hay una correlación entre los padres y el involucramiento con la propuesta educativa de acuerdo con el modelo educativo que posea la escuela.
Blejmar describe esta relación padres-escuela tan característica, ofreciendo el ejemplo de los puercoespines: si están cerca unos de otros se pinchan y si se alejan, se sienten solos.


La presencia continua bloquea; la distancia: impide la trascendencia del fenómeno educativo


El proyecto pedagógico institucional real, no el declarado, es el que define la relación con los padres.
Los padres son o pueden ser socios o aliados estratégicos de les escuelas, si corresponden los intereses de la escuela con los propios.
Los padres ahora están más informados que hace unas décadas, participan más que antes de manera que no puede dejárseles de lado. Por ello para no caer ni en la sumisión ni en el refugio de las normas, el ejercicio del arte de la negociación es muy importante en diversos aspectos, no sólo en lo que a cuotas o gastos se refiere.


En conclusión podemos decir sobre esta relación que ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre. Para la gestión de esta relación se requiere: nuevas agendas, nuevas competencias, nuevos dispositivos.

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